«Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, (…) también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, (…) siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro….»
Benedicto XVI (Discurso de renuncio 11 de Febrero de 2013)
Benedicto XVI renunció al ministerio de Obispo de Roma, pero no renunció al Primado: «declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma». Benedicto XVI no declara que renuncia al Primado, porque sabe bien que no puede renunciar.
Francisco declaró que fue elegido Obispo de Roma, pero no Papa:
«Sabéis que el deber del cónclave era dar un Obispo a Roma… La comunidad diocesana de Roma tiene a su Obispo… Y ahora, comenzamos este camino: Obispo y pueblo.
Este camino de la Iglesia de Roma…. Deseo que este camino de Iglesia…sea fructífero para la evangelización de esta ciudad tan hermosa…. Mañana quisiera ir a rezar a la Virgen, para que proteja a toda Roma» .
Obispo Bergoglio – Francisco, en su discurso de aceptación del cargo como Obispo de Roma, el 13 de Marzo de 2013.
Francisco no hizo mención, ni una sola vez de la Iglesia católica, de la figura del Papa. Sólo mencionó a Roma. Sólo se presentó como Obispo de Roma.
Sólo dijo que en el cónclave los cardenales dieron un Obispo a Roma, pero no un Papa a la Iglesia Católica. Y se refiere a Benedicto como Obispo Emérito, no como Papa Emérito. (ver texto completo del discurso de Francisco)
Estudio de Stefano Violi sobre la «supuesta renuncia» al Papado, de Benedicto XVI
Un estudio que merece la pena revisar es el de Stefano Violi, estimado docente de derecho canónico en las facultades de Teología de Bolonia y de Lugano. Con la decisión de Benedicto XVI se han abierto para la Iglesia escenarios inéditos y, de algún modo, desconcertantes.
Estudiando de manera más profunda el riguroso latín con el que Joseph Ratzinger ha acompañado su decisión, el ojo del canonista descubre que ésta va más allá tanto de los escasos antecedentes históricos como de la disciplina prevista para la “renuncia” por el Código actual de la Iglesia. Se descubre que la intención de Benedicto XVI no era renunciar al munus petrinus, al oficio, es decir, a la tarea que Cristo mismo atribuyó al jefe de los apóstoles y que ha sido transmitido a sus sucesores.
La intención del Papa ha sido renunciar sólo al ministerium, es decir, a la administración concreta de esta tarea. En la fórmula empleada por Benedicto se distingue, sobre todo, entre el munus , el oficio papal, y la executio, el ejercicio activo del oficio mismo. Pero la executio es dúplice: existe el aspecto de gobierno que se ejercita agendo et loquendo, trabajando y enseñando.
Pero existe también el aspecto espiritual, no menos importante, que se ejercita orando et patendo, rezando y sufriendo. Es lo que estaría detrás de las palabras de Benedicto XVI: «No vuelvo a la vida privada… Ya no tengo la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, pero en el servicio de la oración permanezco, por así decirlo, en el recinto de San Pedro». “Recinto” que no hay que entender sólo en el sentido de lugar geográfico en el que vivir, sino también como “lugar“ teológico.
«Benedicto XVI se ha despojado de todas las potestades de gobierno y de mando inherentes a su oficio, pero sin abandonar el servicio a la Iglesia: este continúa, mediante el ejercicio de la dimensión espiritual del munus pontifical que le fue confiado y al que nunca he tenido intención de renunciar. No ha renunciado a la tarea, que no es revocable, sino a su ejecución concreta».
Tal vez por esto Francisco no ama definirse “Papa”, pues es consciente de compartir el munus pontifical, al menos en la dimensión espiritual, con Benedicto. En cambio, lo que Francisco ha heredado por entero de Benedicto XVI es el oficio de obispo de Roma.
Por esto ésta es su autodefinición preferida, como bien sabemos desde las primeras palabras de saludo al pueblo tras su elección, hasta el punto que muchos, sorprendidos, se preguntaron porque no había utilizado la palabra “Papa” o “Pontífice” en un ocasión tan solemne, delante de las televisiones del mundo entero, hablando sólo de su papel de sucesor al episcopado romano.
Entonces, ¿es la primera vez que la Iglesia tiene de verdad dos Papas, el reinante y el emérito?. Como dice el canonista profesor Violi
«parece verdaderamente que esta haya sido la voluntad del propio Joseph Ratzinger al renunciar sólo al servicio activo, que ha sido un acto solemne de su magisterio».
Link al artículo sobre el Profesor Violi de donde hemos extraído esta información
Si a los anterior añadimos que el Obispo Bergoglio, el «Papa Francisco», pertenece a la Compañía de Jesús, es decir, es Jesuíta, aquí surge otra pieza clave en todo este rompecabezas.
Habla un Jesuíta: «Los Jesuitas no podemos aspirar a cargos eclesiásticos»
¿Y el Papa Francisco?
El Texto que reproducimos a continuación ha sido copiado íntegramente del artículo de la web: https://hernanquezadasj.wordpress.com
“…harán voto (los jesuitas)«de no pretender fuera de la Compañía prelación o dignidad alguna, ni consentir a la elección de su persona para semejante cargo, en cuanto dependen de ellos, si no fuesen obligados por obediencia de quien puede mandarlos bajo pena de pecado». Corresponde al General dar su permiso y aprobación para que alguno pueda aceptar dignidades fuera de la Compañía; pero no los dará, si la obediencia de la Sede Apostólica no le obliga a ello“.
Cuando circuló en todos los medios de comunicación la noticia que un jesuita había sido elegido Papa, recibí inmediatamente una llamada de mi madre: ¡Me mentiste, no que un jesuita nunca podría ser Papa! Como mi madre, muchas personas y los mismos jesuitas nos sorprendimos con la noticia del Papa Jesuita.
Los jesuitas tenemos prohibido ambicionar el poder y no podemos aceptar cargos como el ser obispos, por tanto, tampoco cardenales, y podría afirmar, que ni en el horizonte quedaba la posibilidad de que un jesuita fuera el Papa.
Por voto los jesuitas estamos comprometidos a no buscar cargos de dignidad (dentro y fuera de la Compañía de Jesús); incluso, si sabemos que un jesuita está buscando alguna dignidad (ser obispo o provincial, por ejemplo), tenemos que denunciarlo. Ignacio plasmó en las constituciones:
«será también de suma importancia para perpetuar el bien ser de la Compañía excluir de ella con grande diligencia la ambición, madre de todos males en cualquiera comunidad o congregación, cerrando la puerta para pretender dignidad o prelación alguna directa o indirectamente dentro de la Compañía» (Co 817)
Los jesuitas tenemos los tres votos que existen comúnmente en las ordenes religiosas: pobreza, castidad y obediencia. Pero tenemos en la Compañía un “cuarto voto”: Obediencia al Papa. Sí, al Vicario de Cristo en la tierra le guardamos un voto de obediencia.
Para que un jesuita sea obispo, deberá tener la aprobación del Padre General, pero de hecho, el Padre General no dará su aprobación. Será bajo obediencia al Papa que el Padre General autorizará que un jesuita sea obispo. Y se le dispensará de su voto de obediencia. Pues un obispo no puede obedecer a un General de la Compañía. (Menos un Papa)
Un jesuita será obispo sólo por “motivos importantes”.
Esa fue la situación que vivió Jorge Mario Bergoglio SJ. Por “motivos importantes” el Papa San Juan Pablo II decidió que debía ser nombrado obispo, y el Padre General en obediencia al Papa autorizó que Bergoglio fuera obispo y le dispensó de sus votos.
Y ¿cuáles podrían ser los “motivos importantes”?, pues tienen que ver con el servicio a la Iglesia, con la “Mayor Gloria de Dios”, con “Ir a dónde otros no quieren o no pueden ir”, con la Misión fe-justicia, con el bien más universal.
Hoy pues vivimos la realidad del primer Papa Jesuita de la historia. (Probablemente el único).
ESCUDOS PAPALES
Escudo del Obispo de Roma (con Tiara)
Así como los escudos de los obispos tienen el sombrero en la parte de arriba del que salen borlas cuyo número y color hace distinguir las diferentes dignidades, el escudo del Obispo de Roma, el papa, tiene la tiara y las llaves.
La tiara es una mitra de metal que usaban los papas hasta antes del pontificado Pablo IV, quien la dejó sobre el altar de la Basílica de San Pedro y renunció a este símbolo. Desde entonces utilizan la mitra únicamente.
La mitra tenía tres coronas, a las que se les han atribuido muchos significados. Sin embargo, el Papa Benedicto XVI decidió renunciar a la tiara en su escudo de armas, y lo sustituyó por una mitra.
◄ Escudo Benedicto XVI
Siguiendo a su predecesor, el Papa Francisco no utilizó la tiara en su escudo sino una mitra.
En ambos casos, la mitra tiene una remembranza a las tres coronas de la tiara, con tres partes verticales.
Escudo Francisco ►
A pesar de el cambio en el escudo de los dos últimos pontífices, el escudo de la Santa Sede sigue teniendo la tiara, que es tapada por un paráguas durante los periodos de sede vacante.
Escudo Santa Sede
Escudo Santa Sede Vacante
Sin embargo debemos hacer una matización, durante el año 2010, el entonces Papa oficial, Benedicto XVI, hizo un retoque a su escudo papal o escudo de obispo de Roma, reincorporando el símbolo de la tiara papal, que en un principio había sustituido por la mitra.
Escudo de Benedicto XVI, tras su retoque en el año 2010
Fuentes consultadas para este artículo:
Benedicto XVI renunció como Obispo de Roma, no como Primado
Análisis de la renuncia de Benedicto XVI (PDF)
Reinante o emérito, da igual: Papa es
Los Jesuitas no podemos aspirar a cargos eclesiásticos
Escudos Papales
SU SANTIDAD BENEDICTO XVI RECUPERA LA TIARA EN SU ESCUDO PAPAL
Link al Programa DaB Radio Temporada 2.0 Episodio 20
DaB Radio Episodio Nº20 (2ªTemporada) -Vaticano Crest y el Holocausto Indígena Infantil en Canadá
Anónimo
No saque de contexto ni manipule mis palabras. En la Iglesia tenemos un Papa y éste es el Papa Francisco. Afirmar lo contrario lo coloca en los márgenes de la comunión con la Iglesia.