Wall Street había financiado en su momento la caída del zarismo y la ascensión de Hitler al poder y no se explicaba que relación podría haber que hiciera que Wall Street no solo financiase extremos tan opuestos como Lenin y Hitler; sino que además les vendiese aquello que necesitaban para desarrollarse y convertirse en enemigos mortales. No encontraba en suma la causa por la que Wall Street había financiado a ambos bandos colaborando en generar así la Segunda Guerra Mundial.