Año 1929, una gran victoria para la liberación femenina tuvo lugar en el centro neurálgico de las «libertades» y con la debida atención de los medios de comunicación de la época, Nueva York.
Una campaña brillantemente ejecutada que consiguió sobradamente su objetivo y no solo desde un punto de vista estrictamente publicista, si no y más importante aún, demostró en la práctica la eficacia de la «propaganda» cuando es usada para moldear la opinión pública.
El «cerebro» de toda la operación fue Edward Bernays, el creador de las relaciones públicas, eufemismo con el se enmascara la manipulación del individuo a través de la «psicología de masas».
Bernays toma las teorías sobre psicología del individuo formuladas por su tío, Sigmund Freud, e investiga su aplicación sobre las masas. Para Bernays, los grupos de individuos son «el individuo» freudiano. Concretamente en el caso que detallaremos, las mujeres americanas fueron «el individuo».
Año 1929, el voto de la mujer en 1920 había sido conquista reciente del movimiento feminista, y el «ambiente» cultural creado por el, era propiciatorio para una operación de ingeniería social de este calado.
Conseguir que las mujeres comenzaran a fumar cigarrillos, objetivo de Bernays, no parecía tarea fácil a priori.
Pero nada más lejos de la realidad, ya que hay que recordar que el sentido común es el peor enemigo del marketing, la razón y la lógica deben quedar eclipsadas por grandes dosis de «razonamientos» cuanto más emocionales mejor.
Se había trabajado ya, para promover la idea de que oponenerse al consumo del tabaco era anti-americano, algo inaceptable para cualquiera en aquellos momentos, también que era de mentalidades poco modernas y sofisticadas y además contradictorio con el recientemente instaurado derecho al voto femenino.
Esta coyuntura hizo posible la ejecución del acto final, que fue el catalizador de un estado de opinión, que llevo a un grán número de mujeres de manera súbita, al consumo de cigarrillos.
LA HISTORIA DE LAS ANTORCHAS POR LA LIBERTAD
George Hill, el presidente de la American Tobacco Corporation está reunido con Edward Bernays en su pequeña oficina en Broadway, Nueva York. Bernays es nada menos que el sobrino de Sigmund Freud, pero además un genio de la propaganda y el inventor del concepto moderno de «consejero de relaciones públicas».
Hill lo fue a ver porque cree estar perdiendo la mitad del mercado de fumadores por culpa de un tabú que considera que las mujeres que fuman son prostitutas o decadentes.
De hecho, sólo el 5% de las mujeres fuman en 1929. Bernays lo escucha con atención y luego sugiere hacer una investigación para conocer qué piensan las mujeres sobre el cigarrillo.
Para eso contrata al psiquiatra Abraham Brill, quien al poco tiempo le devuelve la pelota diciendo: «Los cigarrillos simbolizaban al pene y al poder sexual masculino».
Bernays ve la oportunidad de arrebatar esos símbolos para crear un mensaje poderoso en la mente de las mujeres.
Cree que si logra asociar el cigarrillo a los deseos de libertad el tabú se derrumbará. Para eso inventa una acción tan impresionante como sencilla.
Además, hace correr la voz entre los periodistas de que un grupo de sufragistas (movimiento que lucha por el voto femenino) se prepara para protestar encendiendo sus «antorchas de la libertad«.
La acción es un éxito inmediato, los fotógrafos capturan el momento y la noticia de las mujeres fumando sus «antorchas de la libertad» corre en EE.UU y el mundo.
Para esta operación, conocidas actrices de Hollywood cooperaron con Bernays dando un caracter a la mujer fumadora de mujer de éxito, libre, una mujer admirada y triunfadora, empoderada e independiente.
El simbolo fálico no podia faltar en una operación basada en pulsar los instintos primarios de cualquier sujeto, es sobradamente conocida la efectividad del simbolismo sexual subliminal en la inmensa mayoría de las y los receptores de este tipo de mensajes.
La Estatua de la Libertad con su «Antorcha de la Libertad» dio cuenta de esa faceta simbólica.
En el momento oportuno 10 modelos de la revista Vogue sacaron de sus ligueros un cigarrillo y lo encendieron al unísono, frente a las cámaras y con la mayor cobertura medios de comunicación imaginable, ya que además de cubrir per se, un evento de tal trascendencia, estaban avisados ya por Bernays de manera más o menos explícita, de que algo iba a ocurrir con un grupo de mujeres llamado «Las antorchas de la Libertad».
La trascendencia social de tal suceso se amplifico enormemente debido a la generosa cobertura de la mayoría de los medios de comunicación, creando un estado de opinión generalizado favorable.
La aplastante victoria del feminismo ese 31 de marzo, fue llamada «La Antorcha de la Libertad» por los medios y fue un triunfo consustancial al de Chesterfield, compañía para la que Edward Bernays trabajaba en esta operación, aunque fue menos publicitado directamente, existe la opinión de que dicha compañía fue la maxima beneficiaria de los acontecimientos.
Desde entonces, fumar se vuelve progresivamente en una declaración de rebeldía y queda asociado a la libertad y a la independencia personal.
Hacia 1965, gracias a Bernays fumaba el 33% de las mujeres norteamericanas.
Webs Consultadas
Filosofía en una lata de galletas – Artículo sobre Edward Bernays
Artículo «Antorchas de Libertad» en La Nación
Blog del Profesor Dr. José Daniel Barquero Cabrero, discípulo del Dr. Bernays
Recibimos este tweet de un seguidor a quien seguimos y nos hizo recordar que teníamos este artículo pendiente de acabar. Así que se lo dedicamos, un abrazo Parser.