Todo el establishment parecía alineado a Hillary durante las últimas elecciones de los Estados Unidos, pero, el día después de las elecciones, mientras caían las bolsas en Asia y en Europa y el precio del petróleo; la bolsa de New York, o sea, Wall Street, reaccionó con un optimismo sospechoso mientras países, como México, se arrinconaban en la incertidumbre.
Curiosamente, el candidato que había enfrentado al establishment, recibía el apoyo tácito del brazo financiero del establishment. O sea, ¿será realmente Trump un outsider o su candidatura era una estrategia encubierta del “Estado profundo”?
El establishment no es el “Estado profundo” y, si el primero contiene intereses que no siempre cuadran, el “Estado profundo” no puede permitirse aquello. Resignarse a tener un presidente ajeno a la política profunda, no es algo que consienta su historia (desde Lincoln hasta Kennedy eso es sabido).
Lo que realmente estaba en juego jamás salió a luz pública y nunca estuvo en el guion de los debates para la presidencia.
El Doble Discurso de Hillary y la «reciclada» Izquierda de los demócratas
Mientras tanto, lo más paradójico, los llamados “progresistas” (esa izquierda reciclada), incautos e iletrados en el lenguaje geopolítico del cambio de época y presos de la parafernalia mediática, es decir, de la mitología imperial (la libertad de expresión, los derechos humanos, la división de poderes, las instituciones democráticas, las diversidades, el multiculturalismo, etc., etc.), se inclinaban castamente por la candidata de los “warmongers” (aquellos que incitan una tercera guerra mundial).
El perfil de candidata demócrata a la presidencia era obvio, una delicia para los siempre moderados: mujer, feminista liberal, exitosa, de carrera, pro-inmigrante, pro-Israel, pro-Islam, a favor del aborto, etc.
Pero ello tampoco encajaba con su historial.
Durante la administración Obama, siendo Secretaria de Estado, se expulsó más indocumentados que nunca: 2.8 millones y el muro USA-México es un proyecto que data desde el mandato como Presidente de su marido, Bill Clinton en 1994. Además este proyecto del muro también ha estado sobre la mesa de Barack Obama durante sus 8 años administración.
También como Secretaria de Estado con el Presidente Nobel de la Paz, Hillary se mostró entusiasta con la invasión a Libia y totalmente comprometida con la guerra en Siria.
La Fundación Clinton recibe donaciones de aquellos que financiaron al ISIS.
En los e-mails intervenidos y publicados desde Wikileaks, se lee los verdaderos intereses perversos detrás de las invasiones y las guerras que promueve USA, también desde el Departamento de Estado:
El verdadero motivo de la intervención en Libia fue su osadía de crear su propia divisa basada en el oro, para competir con el euro y el dólar.
En Siria no se trataba de “derechos humanos” sino de los intereses geopolíticos sobre el gas y el petróleo.
La Dama y el Vagabundo – La Bella y la Bestia
Esa era la candidata de la izquierda “progresista”, aquí y allá, en el norte y en el sur (se habían creído el cuento: “lady and the trump” for dummies, “la dama y el vagabundo” para tontos). La propaganda contra Trump parecía tener la intención de ocultar los hechos relatados antes.
El racismo, machismo y la intolerancia del candidato republicano no es algo privativo, como si Trump fuese una excepción (un monstruo, como lo calificaron los medios); es más bien el fiel retrato de la idiosincrasia del gringo medio, incluso de aquel educado y formado académicamente.
Entonces, la exageración provenía no de Trump sino de una sociedad que no se reconoce ni machista, ni racista, ni discriminadora, ni intolerante, es decir, una sociedad que no admite lo que en el fondo le constituye como sociedad.
Hillary se constituye como la verdadera “outsider”, por eso vale la analogía: “Lady and the tramp”. Ella es la “Lady”, la que no sabe, una vez fuera de la casa de los amos, en qué mundo se encuentra.
Con Obama no cambió el panorama y Hillary no dio muestras de cambiar de política (siempre a favor de los Bancos y en contra de los contribuyentes).
Hillary era además de la candidata del Partido Demócrata, era la candidata de los heraldos de la globalización neoliberal: medios, lobbies y Wall Street
Por eso ni los jóvenes, ni la “working class”, votan por ella; su origen de cuna de oro les desagrada a los desempleados y hasta a los marginados por la educación superior.
Mientras la propaganda mediática a favor de Hillary sólo logra seducir a cándidos espectadores del show político, el “despreciado” “Tramp” es un perro vagabundo, conoce la calle, de ricos y de pobres, es un don Juan que también se llama “Golfo”, del cual se enamora la “Lady”. Y se hace hasta simpático para los desconfiados del sistema político.
Al final, como en las novelas, ponerse del lado del agredido no proviene por razones de justicia sino por una pulsión de venganza. El showman Trump lo sabía, por eso su ataque al papel manipulador de los medios, en realidad, tenía como fin su reivindicación ante el electorado.
Una de las atenuantes que podría haber desestimado el apoyo del “Estado profundo” a Hillary, es su estrecha relación con las petro-monarquías árabes y la “Hermandad Musulmana”
El jefe de campaña de Hillary, John Podesta, es promotor de los intereses de Arabia Saudita en el Congreso gringo, por cuyo conducto, el príncipe Mohamed ben Salman financió un 20% de la campaña electoral de Hillary.
Huma Abedin, jefa de trabajo del equipo de Hillary, así como su madre; Mehdi K. Alhassani, miembro del Consejo de Seguridad Nacional, 2009-2012; Abon’go Malik Obama, presidente de la “Fundación Obama”; Rashad Hussain, embajador de USA ante la “Conferencia Islámica”; Louay M. Safi, ex consejero del Pentágono y actualmente miembro de la “Coalición Nacional Siria”, Gehad el-Haddad, responsable del proyecto “Clima”, de la “Fundación Clinton”, etc.; todos ellos son miembros de la “Hermandad Musulmana”.
Si esto fuera poco, otra parte del financiamiento espurio de su campaña proviene de su siempre estrecha relación, entre la “Fundación Clinton”, George Soros y Goldman Sachs (quienes abonaron a Bill Clinton, 17 millones de dólares, sólo en conferencias dedicadas a los Bancos). Además ella también ha recibido suculentos ingresos por sus Conferencias de esos mismos banqueros.
Importes Cobrados por Hillary Clinton por sus Conferencias a los Banqueros
Si, según los mails de Podesta, presentados por Assange, la mitad del gabinete de Obama fue nombrado por Citigroup, ¿sería Goldman Sachs la encargada de nombrar el gabinete de Hillary? Si esto fuera así, entonces, ¿no nos encontraríamos ante una guerra de posiciones en el mismo sector bancario-financiero?
Puede que la inclinación post-electoral, de ese sector, a favor de Trump, se haya originado en los inevitables titulares que tramarían los propios medios (al servicio de alguien más): “Hillary recibió donaciones de patrocinadores estatales del ISIS”.
Los megabancos apilados en Wall Street, los servicios de espionaje y el Departamento de Estado fusionaban, de ese modo, intereses, incluso por sobre el gobierno. Es decir, tampoco era tan controlable Hillary.
El problema de apoyar a Hillary consistía en que ya no era confiable, no sólo por su ligereza cibernética descubierta por el FBI, sino por su temeraria actuación como Secretaria de Estado, llevando la política exterior casi al desastre global.
La agenda Clinton sólo podría provocar percances a la seguridad nacional y a su influencia global. Eso explica la distancia entre Hillary y los jefes militares del Estado Mayor Conjunto.
Establishment VS Estado Profundo
Entonces, ¿qué pasó?
El ámbito financiero siempre se mueve con información privilegiada y, para que éste responda positivamente, después de las elecciones, mientras que las otras bolsas señalen cifras negativas, es porque el resultado ya se sabía y, por lo visto, tenía el visto bueno del sector más profundo de la política imperial, el “Estado profundo”.
Entonces la cosa no estaba tan clara para el establishment porque, por otro lado, con Hilary como presidenta –después de las develaciones del FBI–, se deslegitimaba todo el sistema político institucional que la favorecía.
El Consejo de Relaciones Exteriores es «el establishment». No sólo tiene influencia y poder en posiciones clave para la toma de decisiones en los niveles más altos del gobierno, aplicando la presión desde arriba, sino que también anuncia y utiliza individuos y grupos para ejercer presión desde abajo, justificando así las decisiones de alto nivel para convertir la Estados Unidos de una República Constitucional soberana en un Estado miembro servil de una dictadura de un mundo.
Congresita John Rarick – 1971
Ahora bien, el candidato Trump, con el acento contestatario que asumió como candidato, no tenía esperanzas de terminar su mandato e incluso de siquiera iniciarlo.
Entonces, ¿qué pasa?, ¿el “Estado profundo” se resigna a un candidato incontrolable? ¿O hay un pacto entre bambalinas que mueve los hilos de la misma elección, produciendo una inclinación premeditada hacia quien promueve un retorno a los valores fundacionales de USA como nación? ¿Cuál sería el propósito?
Con Trump se acabó la democracia (si es que alguna vez existió realmente en USA) y la política. No en vano al neoliberalismo se le llama “capitalismo salvaje”. Como en el Chile de Allende, una vez acabada la vía constitucional, viene el golpe.
La elección de Trump representa el fracaso del neoliberalismo, pero, así como nació, no democráticamente, así tampoco se irá pacíficamente.
Por eso la arrogancia y prepotencia de Trump es sintomática, pues él mismo es un hijo del neoliberalismo. Y no va a matar al padre, es más, puede hasta que se inmole por un dios –el dios dólar– hambriento siempre de sacrificios humanos. Por eso aparece como un héroe para sus electores, porque un mártir debe serlo. El “Estado profundo”, después del Brexit, puede que no dude en implosionar el sistema.
Ya alguna vez lo señaló un bróker:
“No nos interesa si el mundo se viene abajo sino cuánto dinero podemos hacer cuando el mundo se venga abajo”.
Ya se anuncia un “Calexit” o la secesión de California (la 8ª economía mundial, que sufre de estrés acuífero). Hillary hablaba de una nación fracturada. La reposición de un mundo unipolar, basado en el dólar, es sólo posible por medio de una guerra.
Entonces el “Estado profundo” juega doble: mientras pone al establishment a favor de Hillary, la va desprestigiando paulatinamente para acorralar al establishment en una línea ya planificada.
Con Hillary se iba a profundizar la crisis de legitimidad institucional, el brazo formal del “Estado profundo”, lo cual lleva a la fractura del sistema mismo.
Con Trump entraría en crisis el sistema político, dejando al poder financiero operar al margen de la política y la democracia.
El anuncio del portal israelí Debka, anticipándose al resultado de la elección, preveía ya una reconfiguración de los poderes:
“Trump irá por una cumbre USA-Rusia para diseñar un nuevo orden mundial del poder, con el fin de distribuir esferas de influencia en diferentes regiones del mundo (y) puede hacer la cumbre trilateral, invitando a China”.
Si esto es así, significaría el fin de la globalización, la admisión de un orden tripolar y la generación de macro-regiones de economías concentradas.
Este Artículo ha sido confeccionado con parte de la información del Artículo Publicado en la Página Web del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico, (IADE).