Proyecto Edith, así lo llamó su padre Aaron Stern
Aaron Stern, llevó a cabo una conferencia de prensa dos días después del nacimiento de su hija, declarando frente a los reporteros que convertiría a su hija en un genio.
Y en verdad lo consiguió, una de las más famosas mentes prodigio diseñadas, es la de la estadounidense Edith Stern (1952), con un Coeficiente de Inteligencia igual a 200-203. Su padre Aaron Stern lo definiría como «el experimento Edith» (o Proyecto Edith).
Se trataba de un programa de crianza que convertiría a niños cualquiera en genios. Un proyecto que se llevaría a cabo sobre su hija. Y aplicaría como única premisa, un cierto tipo de educación progresiva.
«Puedo fomentar el mismo IQ de Edith, (200-203), de forma meteórica en niños de la tribu Tasaday, que viven como en la Edad de Piedra en las Filipinas.»
– Aaron Stern (1971), en su libro “La fabricación de un genio”
Aaron Stern, judío superviviente de la Segunda Guerra Mundial. Fue profesor de lengua (sabía 7 idiomas), y enseñaba a los niños en los campamentos de personas desplazadas utilizando los carteles de los recorridos, que son los únicos disponibles.
En su libro “La fabricación de un genio”, describe la forma en que pasó tiempo con su hija en Nueva York, como la enseñó a leer en las tiendas de comestibles. Como hacían visitas a los museos los domingos y hablaban de todo lo que veían desde el momento en que salían de la casa hasta que regresaban.
Hizo hincapié en que la forma de hacer la investigación fue pidiendo a su hija que siempre le hiciera preguntas abiertamente.
Edith podía comunicarse con tarjetas de memoria flash a los once meses de edad; y fue capaz de usar las tarjetas para decir qué edad tenía. En esa época, ella también era capaz de hablar frases sencillas e identificar las letras en tarjetas de memoria flash.
A los dos años, Edith sabía todo el alfabeto.
Edith Ann Stern, con su padre Aaron y su madre Bella
Por la edad de cuatro 4.5, leyó directamente a través de un volumen de la Enciclopedia Británica, y a la edad de 5 años había leído a través de todos los volúmenes.
Aaron Stern, motivó a su hija a través del uso de carteles de colores, flash, tarjetas, y un ábaco – que hizo que las matemáticas fueran más concretas y más fácil de entender.
«Cada momento era una oportunidad de aprendizaje – incluso un paseo a la tienda de comestibles.»
dijo en cierta ocasión Edith Stern, allá por 1977.
En 1973, Aaron Stern, en su “The Making of a Genius”, explicó su llamado «método total de inmersión en la educación», que es el término que utilizó para definir el sistema usado para hacer que, todo lo que captaba el interés de sus hijos fuese una oportunidad para el aprendizaje y el desarrollo de sus mentes.
En la primera oportunidad, él comenzó a usar carteles de viajes, música clásica, muñecas étnicas, ábacos y bloques de ortografía y muchas otras cosas para atraer la atención y el interés de su hija Edith Ann Stern, cuando ella tenía sólo unas semanas de vida, y todavía estaba en su cochecito.
La joven de 16 años de edad, Edith Stern, enseñando trigonometría en la universidad
Uso estas herramientas como un enfoque, ya que podría explicar muchos conceptos de la vida en términos muy sencillos, por ejemplo, la enseñanza de la ética y la compasión por todas las razas, las matemáticas elementales, algunos simples conceptos de la física, tales como el uso de las palancas y poleas, la mecánica de automóviles y una amplia gama de conceptos, que sirvirían para expandir la mente con las experiencias de la vida cotidiana.
Cuando iban a salir a dar un paseo, iba empujando el cochecito de la niña y explicando lo que significaban diferentes signos, y cuando iban a pasar una obra de construcción, explicaba los conceptos simples de la física, como el uso de palancas para desplazamiento de grandes objetos. Cuando pasaban por un piquete, lo usaría como una oportunidad para explicar los conceptos de relaciones profesionales.
TODO lo que le llamaba la atención a la niña, fue utilizado como una oportunidad para su educación y ampliación de su comprensión por los conceptos con los que trabajaba el mundo.
A los 5 años, ella se puso a prueba para su nivel de inteligencia. Ella obtuvo entre 196 y 205 I.Q. A los 16 años se le dio el cargo de Profesor Adjunto de Matemáticas Abstractas en la Universidad del Estado de Michigan.
Más tarde se fue a trabajar para IBM como consultor informático, y con el tiempo se convirtió en un cargo importante en el Departamento de Investigación y Desarrollo de IBM. Se casó y tuvo un hijo.
Su madre, que había estado llena de miedo por los métodos de su marido debido a que los «expertos» pediátricos fueron diciéndole que iba a arruinar la mente y la vida social de su hija, reconoció más tarde que, lejos de arruinar su hija, la había convertido en una joven muy madura, compasiva, amable, inteligente y sabia, por todo lo cual se sentía muy orgullosa.
Convertir a su hija en un genio la alejó de su madre desde el día en que nació. Exigió todo el tiempo de Edith. Este enfoque total en su hija hizo aparentemente tensa la relación entre Edith y su madre. En 1977, se dijo a los reporteros que su madre aparentemente «no lo entendía», y que para ella era un «pequeño asunto desagradable».
Aaron Stern fue hospitalizado 170 veces debido a un cáncer. Su tratamiento del cáncer, de la Clínica Mayo, fue pagado, por alguna razón, por Albert Einstein.
Fuente: http://www.eoht.info/page/Forced+prodigy
William James Sidis, el gran genio olvidado
Boris Sidis nació en Rusia en el año de 1867 A los 17 años, se incorporo al movimiento revolucionario ruso; fue encarcelado, por enseñar a los campesinos a leer, en contra de una ley zarista. Después de su liberación, la policía siguió interrogándolo a base de tortura.
Ante esta situación Boris decidió huir del país y llegó a Nueva York recién cumplidos los veinte años. Estudio medicina, y después la especialidad de psiquiatría.
Este intelectual, políglota, poseedor de una amplia cultura, contemporáneo de Freud, (pero que nunca estuvo de acuerdo con las teorías del padre del psicoanálisis) decidió educar a su hijo contraviniendo las ideas de la época.
La psicología de ese tiempo razonaba que la inteligencia era hereditaria, por lo tanto se oponía de forma rotunda a una educación temprana de los escolares.
Boris Sidas no opinaba igual y explicaba:
“Por precocidad se entiende la manifestación de ciertas funciones mentales en el niño en un período más temprano que el que se ha observado en las generaciones pasadas y presentes. Lo que en el presente es considerado como “precocidad” y por lo tanto anormal puede realmente en el futuro ser algo común.»
«La aparente precocidad se puede convertir en un fenómeno normal. La educación temprana es un hito fundamental en la vida humana.»
«Un retraso en la educación daña el crecimiento del niño disminuyendo su nivel de actividad mental. Los momentos críticos, las mejores energías para el desarrollo no se tienen en cuenta en el momento apropiado. Trabajamos bajo la falsa impresión de que el niño es naturalmente inepto y deficiente.»
«Conducimos la mente del niño por canales estrechos atrofiando y deformando su mente hacia la mediocridad. Sí el niño se desenvuelve en los rígidos moldes del hogar y la escuela el resultado será una permanente mutilación de su originalidad y genio”
Boris advertía sobre la necesidad de ser cuidadosos para no encasillar al niño en moldes rígidos, para no sujetar su mente y su carácter al yugo de manierismos y formalidades estrictas. Así propone ser respetuoso de la personalidad del niño y subrayar que hay un genio en cualquier niño saludable y normal.
Para Sidis el niño representa el futuro, todas las posibilidades y toda la grandeza de la raza humana. El niño mira al mundo con ojos simples, claros y brillantes sin estar cegado por el peso de las tradiciones, supersticiones y prejuicios de épocas remotas.
Sidis recomendaba despertar el genio del hombre dándole al niño una educación temprana y asegurando:
“Debiéramos tener en cuenta que el conocimiento de los escolares de hoy sobrepasa la sabiduría de los doctores del Medioevo»
«Al comienzo debemos hacer el mayor uso de los primeros años tanto como sea posible, por ejemplo, la tendencia a posponer el ingreso a la Universidad como lo han hecho muchas instituciones, es biológicamente erróneo. Sería más adecuado permitir al joven que ingrese lo más temprano posible a la Universidad, se gradué antes y comience su práctica antes mientras su poder de aprendizaje es mejor»
La idea de que la mente del niño pequeño, debe dejarse en barbecho, – aseguraba Boris- es totalmente errónea y perniciosa. El niño es esencialmente un animal pensante. Ningún poder sobre la tierra le puede impedir usar su mente.
Desde el momento en que sus ojos inquisitivos miran su entorno se inician los procesos mentales que la educación tiene por objeto guiar y desarrollar. Él observa, saca conclusiones de todo lo que ve y escucha, trata de dar expresión a sus pensamientos.
Estas ideas las experimentó en la educación de su hijo William James Sidis, este nació el 1 de abril de 1898 en Nueva York.
Sarah Mandelbaum -la madre de William- junto con su padre Bernard, también huyeron de Rusia. Sara y Boris se conocieron en 1891. Ella estaba sorprendida de la inteligencia de Sidis y se enamoró pronto. Boris le parecía agradablemente sabio, encantador y un ser amable.
Bajo la tutela de Boris, Sarah cumplió su sueño de ser médico. Contrajeron matrimonio en 1892, y en este año Sarah se matriculó en la Facultad de Medicina de Boston. Al inicio vivieron en una buhardilla de dos cuartos.
Boris Sidis obtuvo cuatro títulos en Harvard, como psiquiatra escribió sobre psicopatología, entre otros textos: «Estudio experimental de sueño», «La Psicología de la risa», «La causalidad y tratamiento de enfermedades psicopáticas», y «La fuente y objetivo del progreso humano».
La publicación de su trabajo “Psicología de la sugestión», demostró que como investigador de la psique,era un pensador original. Boris no intento crear una escuela con sus descubrimientos, a pesar de ser un pionero en muchos campos de la psicología.
Sara reflexionaba respecto a la educación:
“El miedo en el niño es un gran obstáculo en los procesos de aprendizaje La “disciplina” o castigo crea miedos subconscientes que afectan a la vida adulta. Si podemos evitar el miedo, la mente se desarrolla mucho mejor.»
«Si usted dice ‘No’ a un niño sin explicar por qué puede estar mal, entonces usted ha configurado un bloque que será difícil para el niño superar. Los primeros años son los más importantes para ayudar al niño a aprender sobre el mundo que le rodea, después él se va a cuidar de sí mismo.»
«Además de evitar el castigo, siempre se deben mantener la curiosidad del niño. Siempre se debe responder a sus preguntas. Nunca obligue al niño a aprender algo que no le gusta o no está interesado”
Boris usó la sugestión como un factor para educar a su hijo. Ideó para el niño una habitación, alegre, bien iluminada, decorada con fotos atractivas. Una pequeña mesa de trabajo la ubicó en un rincón de la habitación, con papel y lápiz.
Frente a la cama del niño colocó una pequeña biblioteca con los libros comunes que disfrutamos en la infancia: canciones de cuna, cuentos de hadas, libros de imágenes. Pero también instaló lecturas distintas, como cuentos sencillos de viajes, libros de historia, textos sobre la ciencia, y otros contenidos culturales. Todos con bellas ilustraciones.
Cuando el niño creció, se añadieron libros de carácter más avanzado, de literatura, de biografías y de matemáticas. Ubicó cerca de la ventana, un gran globo terráqueo giratorio, donde se podía apreciar a los países del mundo, además de juguetes con base científica.
Así aquel cuarto se convirtió en un mundo mágico y didáctico, que despertó en el niño su amor por el conocimiento.
Sidis escribió:
“En los primeros años es cuando el niño debe ser enseñado a observar con precisión, a pensar correctamente. No quiero decir con esto que el niño debe ser privado de los juegos. Mi niño juega con sus juguetes y juega con sus libros. Y esa es la clave de toda la situación, el estudio es verdaderamente el juego”.
El Dr. Sidis le compró a su hijo canicas, un domino e inventó juegos que requerían sumar, restar multiplicar y dividir. Así el niño aprendió jugando los principios que subyacen en la ciencia de las matemáticas.
A los once años James se encontraba especializándose en matemáticas avanzadas.
A la edad de tres años y medio James dentro de la oficina de su padre y lo vió escribir a máquina, entonces el niño se quedo observando el movimiento del carro hacia adelante y hacia atrás, oyó el tac tacatac, el teclear contra el papel, el sonido de la campana y el uso de la palanca superior para cambair de linea.
Entonces preguntó a su padre:
«¿Cuál era esa máquina? ¿Cómo funcionaba? ¿Para que servía? ¿El por qué del ruido de la campanita?»
y muchas más preguntas.
Su padre lo sentó sobre sus rodillas e hizo que el niño, aplicara sus pequeños dedos sobre las teclas, y leyera las palabras que su padre poco a poco escribía sobre el papel. Esta primera lección fue seguida, por otras y en pocos meses, cuando sólo tenía cuatro años de edad, ames ya mecanografiaba con pericia.
William James Sidis
Boris Sidis educó junto con su esposa, a su hijo, al que convirtieron en un genio. La educación primaria, la realizó en siete meses.
El joven James podía leer el “New York Times” a la temprana edad de 18 meses, y a los ocho años conocía 9 idiomas: inglés, latín, griego, francés, ruso, alemán, hebreo, turco, y armenio, y a los 7 años inventó un idioma: el “Vendergood”. En el transcurso de su vida llego a dominar 40 idiomas.
Escribió varios libros siendo aún niño. Estudió en el MIT Massachussetts Institute of Tecnology) y a los 8 aprobó el examen de la Universidad de Harvard, pero esta institución se negó a matricularlo. Sin embargo a la edad de 11 años James fue admitido.
A los nueve años dicto un seminario de hora y media, explicando sus conocimientos a 75 profesores de Harvard sobre la cuarta dimensión. Les explicó vocablos como “sextacosiahedragon”, “hecatonicosahedragon” ideados por el precoz niño. A los 16 años se graduó, obtuvo su Licenciatura en Artes grado, cum laude, después se decidió por el estudio de las leyes, abandonando sus estudios poco antes de graduarse.
«El genio es igual a trabajo y circunstancias afortunadas»
Laszlo Polgar, padre de las 3 hermanas Polgar.
(Link a la historia Experimento Polgar)
James Sidis recibió una inmejorable educación, pero no contó con esas circunstancias afortunadas. Desde muy niño debió pagar el precio de la fama por ser un genio; el acoso de los periodistas durante toda su vida, persecución que fue hiriente, cruel y despiadada. Así como amenazas de agresiones físicas, por parte de sus alumnos en Harvard.
James Sidis además de los conocimientos que le brindo su padre y su madre, asimilo la naturaleza retraída y la rebeldía de su padre Boris, a quien le absorbían sus problemas de trabajo y tenía escaso contacto con sus colegas y compañeros de trabajo.
En 1919, poco después de abandonar la escuela de derecho, fue detenido por participar en una protesta socialista en contra la guerra, el 1 de mayo, – Día Internacional de los Trabajadores- en la ciudad de Boston.
Fue sentenciado y condenado a dieciocho meses de cárcel. Durante el juicio Sidis rechazo ser reclutado invocando la objeción de conciencia. En la prisión conoció a la única mujer que amo, una irlandesa, la socialista Martha Foley.
Los medios de comunicación lo hostigaron. Su padre negoció con el fiscal su libertad bajo fianza y James salió del penal, con la condición de ser supervisado por un terapeuta, que es este caso fue su padre.
Sus padres lo mantuvieron en su sanatorio en New Hampshire, en esta institución permaneció durante un año. Después lo trasladaron a California, en esta ciudad, por el lapso de un año más, continuó en otro hospital.
Sus padres se empeñaron en «reformarlo» apremiándolo con el ultimátum de internarlo en un psiquiátrico. Posteriormente James recordaría ese época de asilo en las clínicas, como una tortura mental.
El joven James, rebelde, se aparto de la academia, desertando de la enseñanza (Sidis impartía clases, como experto en matemáticas aplicadas en la Universidad de Ric). Huyó de su comunidad y se alejo de sus padres. Sidis estaba decidido a encontrar la intimidad y es comprensible, seguramente se sintió traicionado por sus padres.
«Quiero vivir la vida perfecta, y la única manera de hacerlo es vivir en reclusión»
declaró James a un medio periodístico.
El joven James Sidis se aisló y vivió como una persona más, dentro del anonimato,alejado de la prensa, con empleos de escasa importancia y poco remunerados.
A juicio de la sociedad que le toco vivir, James asumió una forma excéntrica de vivir. Pero antes esta misma colectividad lo hostigó, por haberse convertido en un niño genio.
El joven se dedico a escribir numerosos libros bajo un seudónimo. Entre los muchos textos que publicó, toco el tema de la cosmología, en este texto predijo los agujeros negros, 14 años antes de que lo hiciera Subrahmanyan Chandrasekhar.
Fuente : http://www.tabladeflandes.com/gabriel/gabriel-capo-6.html