D@b Radio Especial – El que Paga Manda

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LLegados a esta nueva desescalada por fases, de la noventena a la que fuimos obligados por la declaración de alerta nacional por pandemia de SARS-cov-2, viene bien dar un respaso sobre los hechos que hemos vivido durante el confinamiento obligatorio.

Debatiremos noticias sorprendentes que hemos ido descubriendo durante este estado de emergencia global, desde las más coronalocas, hasta las más actuales.

Traemos los datos del abuelo de todos los informes sobre futuras pandemias que hemos comentado en programas anteriores. Será María quien de buena cuenta de lo que allí ya estaba escrito. Atención al deseo final de quienes redactaron ese documento.

Nosotr@s dudamos, luego al igual que Descartes, existimos.

Hemos vivido una situación histórica jamás vista, hemos sido despojados de nuestros derechos fundamentales, de un día para otro hemos sido confinados en nuestros domicilios y obligados por ley a nos salir de casa y todo ello ocurrió tras la declaración de estado de alarma por «supuesta» pandemia mundial, llevada a cabo por el gobierno de turno, la autoridad de turno.

Una declaración de pandemia que ha cerrado todas las actividades, excepto las imprescindibles, en casi todos los países del planeta. Una declaración de pandemia que deja las economías locales y nacionales en estado crítico, donde cientos de miles de personas han perdido su trabajo y probablemente, donde muchas familias pasarán necesidades, pese a esa futura ayuda prometida desde el gobierno nacional.

Una declaración de pandemia que NO hubiera sido PANDEMIA en el año 2008, dado que fue en el año 2009 cuando la Organización Mundial de la Salud, modifició la DEFINICIÓN de la palabra pandemia.

Es decir que todos nuestros derechos han sido suspendidos por un sencillo cambio de palabras en una definición, realizada por un grupo de personas que trabajan para un organismo internacional, que ACONSEJA, NO OBLIGA a sus países miembros. Personas que tenían y tienen, graves conflictos de intereses con las grandes multinacionales de la industria farmacéutica y con las grandes fundaciones de las personas más ricas del mundo, que son los más grandes financiadores de este organismo internacional llamado OMS.

Por todo lo anterior, deberíamos asumir nuestra responsabilidad, esa que garantiza disfrutar de nuestros derechos inalienables, poniendo a funcionar el pensamiento crítico al 100%. Y lo hacemos partiendo de una sencilla cuestión:

→ ¿es verdad que esta pandemia declarada por la OMS es lo suficientemente grave y peligrosa como para provocar la suspensión de derechos básicos, el confinamiento de millones de personas y el cierre total de tantos países?