Artículo publicado en The New York Post

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13 octubre 2019

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Autora:

Cheryl Radachowsky

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LINK AL ARTICULO ORIGINAL EN INGLÉS
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Texto del artículo en español:

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Los hombres son más fuertes que las mujeres. Los niños son más rápidos que las niñas. Una afluencia de hormonas no deshace estas realidades.

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Estudio tras estudio ha reafirmado este hecho básico sobre lo que significa ser humano. Más recientemente, científicos suecos siguieron a 11 hombres biológicos cuya testosterona se redujo drásticamente debido a los tratamientos hormonales de sexo cruzado durante un año.

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Incluso cuando los niveles de testosterona de los hombres coincidían con los de las mujeres biológicas, las ventajas competitivas de los hombres se mantuvieron casi completamente intactas, con el tamaño muscular y la densidad ósea prácticamente sin cambios en algunos y disminuyendo solo un 5 por ciento en otros.

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Estos estudios son evidencia crucial en el debate sobre los atletas biológicamente masculinos que compiten en deportes femeninos. No necesito enumerarlos a todos aquí. Puedes buscarlo tú mismo en Google. Pero no encontrarás en Google mi asiento de primera fila como madre de un atleta de secundaria que ha sido relegada, por una atleta biológicamente-masculino y que se identifica como una mujer, sin que se haya sometido a terapia hormonal o cirugía de reasignación de género y quien competía un año antes como hombre..
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Mi hija, Alanna, ahora estudiante de segundo año, es una estrella en ascenso en nuestro estado natal de Connecticut. Como estudiante de primer año, lideró a su equipo de la escuela secundaria a su tercer campeonato consecutivo en la Conferencia Atlética Interscolar de Connecticut al ganar los 100 metros, 200 metros y 400 metros en una de las actuaciones individuales más poderosa durante este encuentro. Ella fue un componente primordial para la clasificación en primer lugar del equipo en el State Open, y rompió un par de récords en los campeonatos de Nueva Inglaterra en Maine.

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Alanna ha dedicado innumerables días, noches y fines de semana al entrenamiento. Se esfuerza por recortarse solo fracciones de segundo a sus tiempos de carrera, pero se posiciona en la línea de salida sabiendo que, incluso con todo ese entrenamiento y con su mejor esfuerzo, las probabilidades están en su contra, los números están en su contra y esto no existe realmente para la justicia.

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Desde 2017, la conferencia atlética de la escuela secundaria de nuestro estado ha permitido que los niños biológicos compitan contra las niñas. Es suficiente que se identifiquen subjetivamente como mujeres. Desde entonces, dos niños biológicos han ganado 15 campeonatos femeninos de atletismo, títulos de nueve niñas diferentes en 2016.

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No solo eso, los mismos dos niños biológicos han eliminado más de 50 oportunidades para que las niñas compitan en el siguiente nivel de competencia, sacando a estas niñas de la pista y obligándolas a ser espectadoras en su propio deporte.

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Como madre, es desgarrador saber que no importa cuán duro trabaje mi hija para lograr sus objetivos, perderá oportunidades atléticas debido a una perniciosa ideología de género. Si no se controla, esta ideología eliminará a la larga el juego limpio para todas las mujeres biológicas en todos los deportes. Como estamos viendo en Connecticut, el sentido subjetivo del género de un niño biológico no anula su ventaja física sobre las niñas.

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«El trabajo es exigente y las presiones de operar en un servicio ocupado que enfrenta un alto nivel de críticas injustas son intensas, sus motivaciones son individuales».

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Para no ser asaltado por la multitud, esto no tiene nada que ver con el «privilegio blanco». Mi hija es una hermosa joven de color. Tampoco se trata de estilo de vida: creo que el amor es amor. Se trata de la equidad de juego, de que las mujeres no sean espectadoras en sus propios deportes, de un campo de juego nivelado.

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Nuestras hijas merecen algo mejor que que les roben sus oportunidades atléticas. Mi hija merece competir, lograr, ganar la oportunidad de avanzar al siguiente nivel de competencia, ganar una beca universitaria y entrar en la edad adulta con toda la confianza de una campeona feroz y probada, una campeona que sabe valorar sus triunfos.

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Ningún hombre biológico debería aprovechar las oportunidades de mi hija, independientemente de cómo se identifique. Redefinir «sexo» para que signifique «identidad de género», como lo ha hecho la conferencia atlética de nuestro estado, como lo que la ACLU está tratando de hacer en la Corte Suprema y como lo haría la llamada «Ley de Igualdad» en el Congreso, destruye el atletismo femenino.

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Es por eso que Alanna y un pequeño pero creciente número de jóvenes valientes han dado un paso adelante y han pedido públicamente al gobierno federal que restablezca el campo de juego justo que se merecen. Es por eso que más de 30,000 estadounidenses han firmado la petición #FairPlay, para evitar que todas las chicas como Alanna terminen al margen de sus propios deportes.

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Esta no es una batalla que buscaba. Prefiero que el concurso tenga lugar en la pista. Pero cuando los sueños de mi hija están en juego, ya no puedo permanecer en silencio. Y tú tampoco deberías.

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Cheryl Radachowsky es la madre de Alanna Smith, una atleta femenina de secundaria de Connecticut y denunciante en una investigación en curso del Título IX con la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación de los Estados Unidos.