Consiste en un caso de filtración de documentos por ataque de piratas informáticos a la Climatic Research Unit (CRU, la Unidad de Investigación Climática) de la Universidad de East Anglia (Norwich, Inglaterra) que comenzaron en noviembre de 2009 cuando uno de sus servidores fue presuntamente hackeado. Personas no identificadas supuestamente hackearon un servidor usado por la CRU y de forma anónima publicaron en internet copias de los documentos encontrados

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Noviembre del 2009, la Universidad East Anglia sufrió el ataque de hackers quedando expuestos montones de e-mails internos, donde en los mensajes entre los científicos parecía evidente  que se estaban adulterando los datos de las temperaturas.
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Según se dijo más tarde: «lo hacían para crear más conciencia sobre el clima.»

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El incidente, bajo investigación por la policía de Norfolk, involucró más de 1000 correos electrónicos y 3000 documentos que constituyen un tamaño de 160 MB de información que muestran conversaciones de científicos, datos y opiniones sobre el tema del calentamiento global.

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El incidente se difundió originalmente por Internet y los internautas fueron quienes pasaron la información a los medios de comunicación.

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Los datos del párrafo superior han sido tomados de Wikipedia, donde se deja constar, que se han realizado seis investigaciones oficiales.

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Las principales críticas hacia los científicos implicados fueron dirigidas hacia sus métodos desorganizados, mentalidad de grupo y falta de transparencia. Sin embargo ninguna de ellas encontró evidencia de fraude o mala praxis científica y el consenso científico sobre el cambio climático antropogénico no se vio alterado por sus conclusiones.

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Claro que todas las investigaciones, incluso las consideradas con mayor independencia, estaban dirgidas por organismos cuya supervivencia dependía de que dicha teoría sobre calentamiento y CO2  siguiera vigente, o se trataba de instituciones que estaban relacionados con el IPCC, directa o indirectamente.

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Como por ejemplo, la Cámara de los Comunes del parlamento inglés y la Agencia para Protección del MedioAmbiente (EPA), de los EEUU.

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Ambos trabajan al servicio de 2 países (Inglaterra y EEUU),  que habían realizado grandes  campañas de propaganda y otorgado gran cantidad de dinero para ayudas y subvenciones, con el fin de mentalizar a sus respectivas poblaciones de la existencia de un enemigo muy peligroso, al que solo podrían vencer unidos en pos de la autoridad gubernamental.